lunes, 22 de septiembre de 2014

Siempre supe que volverías.

¿Sabéis? Hace mucho tiempo en mi casa tenía un jarrón. Era precioso, casi inalcanzable. De esos que se escapan a tus posibilidades. De los que combinan con todo. De los que da igual donde lo pongas, de los que quedan bien en cualquier sitio.



Y era caro.   Muy caro, porque el precio que tuve que pagar para tenerlo en mi casa fue muy alto. Hasta que un día se me rompió el jarrón. Y no precisamente de tanto usarlo. Era raro, le había dado más importancia a aquel jarrón que a mi propia casa. Y tras romperse en mil y un pedazos, mi casa dejó de ser igual. Empeñé mucho de eso que llaman tiempo y vida en encontrar ese mismo jarrón en otras tiendas. Encontré muchos, caros, bonitos, pero para qué mentiros, ninguno  se asemejaba a aquel   maravilloso jarrón. 




No había la misma luz en mi casa desde aquél entonces. Cambié las bombillas, sobraba espacio, así que cambié los muebles, pero nada de eso sirvió para mejorar el vacío y la oscuridad que dejó en mi salón. Y me dio por pensar. 

Y pensé que quizás sería cosa mía, así que probé a cambiar mis ideas.
Tampoco funcionó.

                                                                 ....




Pensé hacer lo que mejor sabía. Encalar con tinta hasta las paredes como siempre hacía. Pero escribir en un muro palabras tampoco ocuparía el sitio que dejó el dichoso jarrón.

Y ME PROHIBÍ ESCRIBIR.

Y entonces acabé odiando ese jarrón. No me quedo otra. Nunca entendí como pudo romperse él sólo. 
¿No le gustaba mi casa?
¿ No era confortable mi salón?
¿ Qué buscan los jarrones?





Dejando de escribir, pensé quizá olvidaría antes la palabra, y todo lo que viví con él,  pero no.


Pasaron los meses y entendí entonces que los jarrones no tienen dueño. Pude recomponer mi salón, la parte más importante de una casa, mis muebles, mis bombillas, y por fin un día enterré a duras penas el recuerdo de ése elemento.



Desde ese mismo momento, supe que, podría organizarle un funeral con miles de plañideras. Poner flores cada día en el lugar donde siempre estuvo.  Encerrarlo en la mejor caja de pino, atornillada con las tuercas de un submarino, lo que fuera, pero nunca se iría de mi cabeza los momentos de alegría y felicidad que pasé con el puto jarrón. Por más que yo quisiera. Tragué todo lo amargo que pude y viví con todo lo que eso significaba. Resignación, lo llaman. Sabiendo que más tarde que pronto, volvería a verle.



Hoy he pasado por MerkaMueble. Mucho tiempo después. Y vi de nuevo el jarrón. ÉSE JARRÓN. En otra perspectiva, bajo otra luz y en otro salón, como de exposición. Miré a un lado y a otro, ningún agente que pudiera amartillearme a preguntas tipo; ¿ Puedo ayudarte ? a la vista. 

De reojo miré el jarrón, en su esencia, memoricé sus formas, sus colores, sus rincones, sus ángulos, sus curvas, cóncavas, convexas. Miré el precio, seguía siendo caro, muy caro, más de lo que quizás jamás pueda pagarle a alguien en "afectivo" . Pero aun así... merecería la pena comprarlo, volver a disfrutarlo en mi salón, o quizás deba cambiarlo de sitio y colocarlo directamente en el dormitorio. Embargar mi vida, e ilusión por poder quedármelo aunque fuera un rato. Al fin y al cabo ya he asumido las reglas de este juego. 

TODO ES TEMPORAL. 
Hasta los yogures tienen fecha de caducidad, incluso los días de sol, hay que entender y entiendo ahora la vida que hay que beberla disfrutando el momento y no pensando en el final.




Vuelve a hacerme reír como tú sólo sabes.
Vuelve a hacerme sentir lo estúpido y necesario que es volar por las nubes. Pero que coño, si me da igual todo, me merece la pena la caida...
Dí adiós al miedo y todas las preguntas que se te puedan ocurrir, actúa sin pensar vive el momento. Empieza de nuevo.
Vive.
Disfruta.
Sé que eres una estrella fugaz y algún día querido jarrón te volverás a romper. 
Déjame comer polvo de estrellas, y entiende que,
EL MIEDO ES SÓLO UN ESTADO MENTAL.







martes, 5 de agosto de 2014

Te querré en la roca viva....



Era como una buena canción de Rock. Sus noches sabían a puro ron. Lleva el ritmo en la sangre. Marcaba el compás de las caderas como nadie. Arañaba como un tigre sin carne. Sus amaneceres me dejaban una terrible resaca emocional.

El minutero se volvía loco en sus palabras y su forma de mirar. Los susurros en mi oreja gritaban mátame. Gritaban libertad.  Una maldad demasiado adictiva. Era como correr 30 km, te dejaba sin aliento, jadeante, con las piernas temblando, el corazón loco, pero siempre con ganas de más.

Es  droga pura sin cortar. Como oler gasolina, un libro nuevo, un café, un bote de disolvente. O esnifar pegamento. Escucho las canciones que marcaban el compás de nuestros besos más salvajes, y sube el pan a 60 euros la barra.

Noches desmelenadas, estar con él era lo más parecido a vivir como una estrella de Rock. Sexo, drogas legales y descontrol. Frunzo el ceño, enseño los dientes y pienso,

Eso era vivir de verdad. Y sé que de vez en cuando también a ti te pasa por tu forma de mirar.

Pero no siempre se puede vivir sobrepasando limites insospechados continuamente sin morir en el intento. Ni puedo vivir enamorándome de tu cuerpo moreno desnudo, fornido como el metal. Ni acabar comiéndome todos tus lunares.

Tal vez no podamos ni debamos, pero si sabemos que significó todo aquello, y por más que nos empeñemos en mirarnos y no querer recordar, fingir que no sentimos nada, ni se nos remueve por dentro lo más incontrolable de nuestro ser, sabemos tu y yo demasiado bien que encajamos mejor que las piezas de un puzzle.

Y en la locura que supone juntar gasolina y fuego, podemos hacer aunque sea sólo en esos instantes, que la locura se vuelva cordura.

jueves, 22 de mayo de 2014

Palabras....

Tras éstos ojos se esconde la experiencia.
Tras éstas pestañas, la emoción.
Tras ésta nariz se esconden los latidos a destiempo.
Tras esta boca, me escondo yo.

Tras éste labio a medio morder se esconde 
el más oscuro deseo.
Tras ésta sonrisa cerrada se esconde
mi timidez.

Tras éste cuello se esconden 
los hasta luego, y
los besos de después.

Tras éstas manos se esconde mi corazón.
Tras éste pelo se esconde mi misterio.

Tras ésta espalda se esconde la vida.
Tras éste pecho tatuado 
va el amanecer.

Tras éste vientre se esconden mis ganas.
Sensibilidad a flor de piel.

Tras éstas piernas se esconde 
mi fuerza.
Tras éstos pies los deseos 
por cumplir.


Tras de mí 
se esconde la desgana.
Ausencias. 
Gélidas como la hiel.

martes, 8 de abril de 2014

Que viva el pan de molde

¿ Quién iba a decirme que ésto sería lo que me tocaría vivir? ¿Quién iba a decirme que mi vida iba a cambiar tanto? ¿ Quién iba a decirme que tendría eso que llevo buscando  y mereciendo tanto y tanto tiempo?
En la vida los signos de interrogación son necesarios, pero muy de vez en cuando. Y como está en mi ser más profundo amar este tipo de signos, he hecho autocrítica interna temporal.
VIVIR AUNQUE DUELA. 
Podría asegurar que bailo la vida agitando esa bandera por deporte. Y lo seguiré manteniendo mientras la cordura no impregne del todo mi ser. Pero cuántas pirañas hay en éste río....

Y yo así no puedo nadar, o por lo menos agusto. 
Como pequeño pececillo que soy, no me queda otra que nadar a contra o dejarme arrastrar, por la corriente. La vida te sorprende. Vives experiencias que te hinchan los pulmones de confeti hasta hacerlos extallar. Cuánta felicidad ultimamente, pero que pobre me estoy quedando de tanto pagar. Y es que todo lo bueno cuesta. 

El tiempo pone todo en su lugar. O eso dicen, y ya era hora que tuviera la oportunidad de encontrar la persona que hoy por hoy, me corta en rebanadas con sólo mirarme.
Aún siendo una felicidad a la que no estoy acostumbrada, por aquello de las rarezas y la distancia.
( Siempre he odiado a ésa puta )

Ha echo que vuelva la magia, los bailes de sueños, las ansias, las ganas. LA AUSENCIA DE MIEDO. 
La sensación de seguridad, los viajes por el suelo firme, la paz, la serenidad, mi azúcar para el café. Mi paracaías cuando me gusta inmolarme de vez en cuando. He vuelto a llorar por echar de menos a alguien. Tan despacito, tan despacito, como crece un niño. Casi sin darme cuenta, fué pintando todas esas paredes internas mías que me aferré en pintar de negro. Abierto los candados de las puertas y ventanas, y quitado los andamios de obras. Y por su puesto ha dejado mi alma sin ese usado cartel de madera de " Cerrado por reforma".

Ahora mis placeres más oscuros se basan en matarlo a besos mientras está dormido y ni se inmuta. Activa como una bomba mi resalte materno en modo matar, no puedo dormirme antes que él. Porque si lo hiciera no podría ametrallarlo a besos, ni dejarme las pupilas memorizando todas sus formas. Sus clavículas son ahora mi mejor almohada. La cueva preferida, que guarda todas mis sonrisas y mis lágrimas.

Su piel, hace que imagine si sabe que ahora es mi mejor pijama. Su fugacidad temporal hace que quiera exprimir todo su tiempo libre como a una naranja de zumo. Su fugacidad ahora es mi droga favorita.

Sus pestañas son mi balcón favorito. Me acuesto todas las noches pensando en él, me levanto todas las mañanas pensando en él. Mis lunes saben a la última vez que le ví. El resto de días me los paso tachando días para volverle a oler. Tengo una ilusión, y mi mejor sonrisa para él. Y es que no hay nada más bonito que querer a alguien, como se quiere a un padre, una madre, o un hermano. 

Que quepa en la palabra, vida.

Ahora mis amaneceres más bonitos son los esos en los que me despiertan con un buenos días princesa sin temores ni tapujos.  SIN TEMORES NI TAPUJOS 
Son esos en los que me hacen una mujer, aunque no sea mucho de este tipo de juegos mañaneros. Ahora mis días tienen un contexto, diferente, nuevo, a veces hay erroes, o incomprensión, pero de eso el mundo está bastante lleno. 


Ultimamente mi vida ha cambiado mucho. Para bien en muchos aspectos, tanto que aún no soy capaz de asimilar, me han llegado todos de golpe, y han sido muy grandes. Nuevo, muy nuevo todo. Con lo que molaban los 80's ! No he asimilado ninguno. Bueno miento, sólo he asimilado uno.

Gracias por existir.





lunes, 24 de marzo de 2014

TE ECHO JODIDAMENTE DE MENOS

Echo de menos las noches de diosas.
Echo de menos hacer botellón en el dichoso 37 mientras el conductor coge en 4ª todas las rotondas a partir de las doce.
 Echo de menos romperme las medias, hablar inglés, y arameo. 
Los tacones, el maquillaje, los vestidos cortos. Echo de menos las miradas incendiarias. Echo de menos beber fairy. 
Cerrar Mercadona comprando ron dominicano. 

Echo de menos la competición. Echo de menos vestirme  y pintarme compartiendo el espejo del baño. 
Echo de menos mi alma gemela en la vida diaria y las noches de fiesta. 
El baile du longaniza, el de la ducha, las Grecas y hasta Mónica Naranjo. Echo de menos vaciar extintores y pintar penes en el frigorifico. 

Tener a alguien con quien basten las miradas para entenderte y sobren todas las palabras. Echo de menos las luces apagadas de la discoteca. Las caderas dislocadas y los pies doloridos. El rojo putón, las invitaciones a copas y las pestañas infinitas.

 Echo de menos todos los secretos que guardábamos ella y yo y el resto del mundo no sabe. El peligro, lo prohibido, la sensualidad. 

Echo de menos a la que queríendome hizo que supiera amar sin pensar. 
Mi salvavidas. El día que pierda el miedo a las agujas de los tatuajes. Prometo tatuarme tu esencia en mi piel

Va por todo lo prohibido vivido en el C-14




























lunes, 10 de febrero de 2014

Sufro la inmensa pena de tu extravío.

Me duele la espalda. 
Muero de sueño.
Voy a tomarme un relajante muscular.
Son las 3 de la mañana y mis párpados contrarrestan del mismo modo que, el movimiento de las manecillas del reloj, la inmovilidad de los números de la pantalla, los ojos como los platos llanos de la mejor cubertería de Falete. Mis párpados pesan cual tapa luces de hormigón. 

No tengo sueño. Aunque estoy muy cansada. Me hago un café, así veo pasar los minutos mientras escucho diez veces el álbum Lágrimas Negras de Bebo y El Cigala,  se consume mi cigarro y aumentan las ganas de volverte a ver.


Odio el insomnio, aunque no me representa.
Pero si hay algo que realmente me apasiona de éste tipo de noches son las velas, las parpadeantes, tenues y sinuosas velas. Ver la cera derretirse mientras me pregunto ¿ Qué coño hace mi vecina de arriba a ésta hora con los tacones puestos? 
¿ Limpiar el polvo? 
Tal vez, echar uno, qué se yo.

Me encantan las  noches, me encantan porque reina el silencio.
 La calma. 
Las calles.
Están mudas, ciegas y vacías. 
Las noches son para los poetas

Me duele. Cabalgo con la nostalgia. Es un saco más pesado de lo que jamás llegué a imaginarme. El puto corcel no avanza. Al menos no todo lo rápido que a mí me gustaría. La distancia es otra puta, que tampoco ayuda.

Tengo las venas hinchadas. Quizá sea el amor, quizá sea el medio litro de plasma que he donado hoy lo que me tiene un poco turbada. Quizás sea ésta fusta en la pared esperando a ser usada. Mientras la noche cae y el día está tras la puerta esperando como en la antesala de una entrevista de trabajo. 

La gente duerme. Folla. Bebe. Ríe o llora. Y todo eso es lo que hago yo. Porque impaciente como la noche caigo. Mientras intento relajar mi puta espalda y cuello con un triste y amargo Lorazepam. Para que se duerman mis sentidos. Lentamente el humo gris del cigarrillo que siempre se apaga aun existiendo oxígeno, me abraza.  Y es entonces cuando me follo a una boquilla con los labios. Abrasándome el alma. No menos dañino que beberme tus recuerdos.
Recuerdos que en la vacía y muda noche me descojonan. Recuerdos que recuerdo sin quererlos recordar pero que son inevitables de no recordar. Que te hacen llorar.

Te mataría bajo los compases de un tango. 
Te venderían los camellos de portal en portal.
Te quedarás marcado para siempre como un carmín barato waterproof.
Serás un libro en la estantería de alguien a medio acabar.
El hoy dejo de fumar. 



jueves, 9 de enero de 2014

Ladrones de corazones que se van sin robar --(recuperado de borrador)--


                             ...

¿ Quién te crees que soy ?
¿ Crees que tienes derecho?
¿ Qué te ha pasado esta vez? 
¿ Porqué ahora?
¿ Qué buscas?
¿ Quieres morir o matarte a mí?

                                                           Pero sobre todo:
                                     ¿Quién eres ?


Yo ya no te conozco. Recogí sin saber muy bien ni dónde ni cuándo a un hombre olvidado, asfixiado, oxidado. Se podía ver en tus ojos la palabra rechazo, dolor y miedo. La maldad, el deseo, las ideas. 
Cóctel molotov para cualquier persona. Era una mezcla rara pero buena. ORGÁSMICAMENTE NUEVA.



Merecías la pena a pesar de que dolieras. Todos los venenos buenos duelen.  Y el precio a pagar por tu toxicidad no era para menos. 



El deseo es como una animal en celo, y....     Me brotan por los poros 7 espadas del pecho. Siete preguntas, una por cada puñalada que llevo clavadas por cada vida perdida.


Mírate al espejo, mira tu interior, no mires sólo a tu belleza, tu mayor virtud que, sin saberlo te condena. Escarba en el patio de las malvas de tus adentros. 

Toma conciencia de éstas Siete preguntas, no hace falta que me respondas. Respóndete tú mismo con un mínimo de 15 frases.




Piensa un poco más,
Deséame un poco menos.          O viceversa

 NO ME LEAS (de ahora en adelante)
Y si lo vas a hacer, procura no correrte.



Ya sabes que hay dos cosas que se me dan  muy bien,
 La lengua,
 Los finales.